A veces es tan difícil escribir

martes, agosto 26, 2014

Conforme pasa el tiempo y las tecnologías entran en nuestra vida, cambian las costumbres que hemos adquirido durante algún tiempo. Cuando empecé a utilizar internet, hace unos 14 años (o un poco más), se convirtió en una bonita experiencia el acceder al mundo a través de un computador. Era común el conectarse solo par chatear con gente extraña y si tenías suerte podías intercambiar correos y fotos con gente de otros países.

También existió un tiempo después, la bonita costumbre de escribir, gracias a la aparición de los blogs, empezando por el servicio de Blogger que ahora uso. Y fue bonito porque era una ventana en la que podías mostrar tus pensamientos, esos pensamientos que quizas alguna vez, uno pudo escribir en un cuaderno o en una hoja de papel que quedó olvidado en algún lugar recóndito de la casa que habitabas.

Pero en estos tiempos, 14 años después, no es fácil para mi escribir. Bueno, en realidad sigue siendo muy fácil. Solo es que empiece y mi mente vomitará palabras que quizas mis dedos no alcancen a transcribir con igual rapidez. Pero hay tantos hábitos creados gracias a las tecnologías que escribir (y leer) han quedado por fuera de las prioridades.

En mi niñez, no existía internet, ni League of legends que secuestraran mi tiempo libre, y mis pasatiempos eran leer, leer y leer. Me decían comelibros, ratón de biblioteca y demás apelativos despectivos que suele usar la gente cuando te ven ensimismado (¿o será "entumismado" cuando se habla en tercera persona?) y entretenido con este hábito tan lindo. Mi hermano menor veía con asombro incluso cuando en la universidad, traía extensos libros a la casa y me sentaba en la terraza a leer, desde García Marquez hasta Andrew S. Tanenbaum (este no es literatura, era un libro de redes de computador). Me preguntaba que si en verdad estaba leyendo, y se sorprendía cuando en unas horas pasaba más de 100 páginas leídas - Yo también me sorprendía al notarlo. Hoy en día he cambiado esa costumbre. Aunque tengo una minibiblioteca con una lista de libros pendientes por leer y otra de libros no acabados, al llegar a la casa luego de mi jornada universitaria es sentarme frente al computador y ponerme a jugar o ver redes sociales.

Y me doy cuenta que estoy escribiendo este post es porque vi a alguien más escribir un blog (una bella persona que conocí en mi universidad y que con la que en forma jocosa nos llamamos primos por compartir apellido). Y mis deseos internos, mis recuerdos de infancia, y mi espíritu competitivo salen a flote a decirme: ¿Si ella escribe, por qué tú no? Así que aquí estoy, y voy a referenciar este artículo desde las redes sociales a ver si alguien quiere comprometerse conmigo. Hacer una especie de reto de escribir diariamente, así sea a contar que pisamos mierda en la calle o que ganamos la lotería. Y dado que en estas épocas está de moda el reto del cubo de agua, los invito al reto del post diario. Nada de twitter, con textos limitantes de 140 caracteres, ni estados de facebook en los que predominan los memes. Escritura pura y dura.

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