Si se hiciese una encuesta buscando un término para describirme, el 85% de la gente que me conoce usaría el término "inteligente". Pregúntele a mi familia, a mis vecinos, a los compañeros de la U (tanto de la Unimagdalena como la Konrad Lorenz) y hasta gente que he conocido en Bogotá. Todos podrían llegar a la misma conclusión. Pero quiero hacer una claridad: me dicen inteligente desde el punto de vista académico.

Si ustedes han tenido la oportunidad de leer los estudios de Howard Gardner sobre la inteligencia, sabrán que esta no se limita a la inteligencia académica. De hecho el describe las siguientes:

La gente se sorprende al saber que he aprendido inglés por mi cuenta, y lo que sé no lo aprendí en un año o en 2. Llevo aprendiendo inglés desde que recuerdo, empezando por el simple hecho de conocer el significado de las palabras que desconozco. Me molesta eso sí que digan que el único motivo por el que comprendo rápido es porque ya soy ingeniero. Ser ingeniero me programó para un modo de pensamiento muy útil a la hora de afrontar el pensamiento matemático. Y tengo características que me permiten desempeñarme bien en diversas áreas de mi vida. Pero no soy nada perfecto y tengo también muchas dificultades que debo enfrentar y que para otras personas es totalmente trivial.

En conclusión, donde estoy y lo que sé es porque lo he estudiado, o si no pregunten en mi casa cuál era mi pasatiempo cuando era niño.

Por supuesto, no a todo el mundo le parece admirable mi talento. Al volver a estudiar en la U, debo enfrentarme nuevamente a la gente que parece no interesarle nada de lo que ven en clase y que además le fastidian las personas que si se muestran interesadas. De cualquier forma ya tengo el bagaje necesario para afrontar esa situación.

Finalmente les digo, cualquiera que se lo proponga puede ser talentoso en algo, lo único que necesita es dedicación y que por supuesto le guste lo que esté haciendo.