¿No qué no?

miércoles, octubre 03, 2012

Estoy en estos momentos en mi casa, en la rutina de casi todos los días: sentarme frente al computador al tiempo que prendo el televisor para sentir ruido, y no sentirme tan solo. Y parte de esa rutina es poner el Canal Caracol (RCN no lo veo desde los años del ex presidente cínico, cuándo se volvieron propaganda de gobierno), y al ver el canal del molusco inevitablemente veo los reality shows que presentan en él. Primero fue El desafío y ahora La voz.

Y es paradójico porque normalmente tiendo a criticar a los reality shows que pululan en nuestra pantalla chica. Pero no los crítico por el hecho de ser realities (porque he visto algunos en canales internacionales) sino por la pornomiseria de la que se valen para pegar a la gente ante la pantalla del televisor.

En estos realities no falta el pobretón, el creído, la modelito, el gay, el tumbalocas y más extraños personajes  cuyo único propósito es dar rating. Y es que cuando se trata de importar realities, procuran traer los peorcitos.

Pero La Voz Colombia tiene ingredientes diferentes (aunque para preparar el mismo platillo) a otros realities musicales que han salido.

Para empezar, el concepto inicial de que los jueces no vean a quien se presenta sino que solo se concentren en la voz, demuestra que no van a escoger a gente pinta, sino talentosa (a menos que en los filtros anteriores eliminaran a los feos). En segundo lugar, no están presentando ridiculeces ni payasadas como suelen pasar en el Factor X. En tercer lugar, es chévere ver a los Jurados rogándole a alguien que realiza la audición que se una a su equipo. Permite ver a grandes figuras como Ricardo Montaner, Andrés Cepeda y Carlos Vives (aunque a Jhonathan le disguste), y a Fanny Lu rebajarse para pedirle a un desconocido, aunque muy talentoso artista, que se una con ellos.

Y luego de ver esto, entro a facebook y veo a conocidos y conocidas acercándose a la música, y luego la invitación de un compañero de banda (de rock y no de atracadores) invitándome a ensayar de nuevo y recuerdo que ese era un sueño, una meta pospuesta que sigo posponiendo y que aunque siempre la tengo a consideración no hago los pasos para lograrla.

Ya encontré una motivación para escribir de nuevo, ahora necesito una motivación para tocar de nuevo.

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