Decisiones, decisiones...
Decides hacer algo y te pierdes de otra cosa. Es lo que en economía se llama el costo de oportunidad. Si me preguntaran si pudiera volver al pasado a corregir mis errores, a lo mejor lo ahoría, pero a lo mejor no sería quien soy. Aunque quizas no me guste quien soy.

Ahora que he vuelto a estudiar me doy cuenta que caigo en los mismos problemas del año pasado. El primer semestre estudié y me fue mal en el trabajo. El segundo semestre no estudié y pude sacar mi trabajo adelante. Ahora he vuelto a estudiar y no quiero hacer mi trabajo, o por lo menos no quiero hacer el trabajo que me ponen a hacer. Ya lo expliqué en un post anterior y ahora solo me quedan 2 caminos: o me adapto a lo que me toca o cambio. Una frase que me gusta de la doctora Maya Angelou es "Si algo no te gusta cambialo, si no puedes, cambia la actitud".

¿Debo buscar otro trabajo? ¿Será más de lo mismo? Esa es la decisión. He ahí el costo de oportunidad.

Si bien es cierto que en la actualidad en el trabajo lo único seguro es que no hay nada seguro y que no importa lo bueno que seas, igual te pueden despedir. Y un profesor al ver que mucha gente llegaba tarde nos dijo que si nos poníamos a elegir entre estudio y trabajo era preferible el estudio porque trabajo se puede conseguir. Pero con mi experiencia personal podría diferir, pero en fin.

Una amiga me preguntó por qué me aburría en los trabajos. La razón real tiene que ver con que soy creativo y no me había dado cuenta, y las tareas en donde no estimulo mi creatividad me aburren mucho. Me motiva crear un nuevo software, me aburre trabajar sobre lo que ya alguien hizo, y que ni el que lo hizo entiende.

Mañana a trabajar, a la misma rutina y por la noche a lo que me motiva. Y así por un par de años más.