En esta época electoral cada candidato afina su discurso de campaña. Los que representan la continuidad afirman de que todo va bien, mientras que los que representan la oposición afirman que todo va mal. En el caso particular de Bogotá la disputa está entre tres candidatos a pesar de lo que las encuestas de Datexco digan: Enrique Peñalosa, Rafael Pardo y Clara López.

Enrique Peñalosa representa el "cambio" y afirma que va a "recuperar" Bogotá, pero lo que no dice es a quién representa. Este candidato es un lobo con piel de oveja, que se lanzó con firmas pero recibió el apoyo del Partido Conservador y Cambio Radical, partido nefasto y siniestro con Germán Vargas - que necesita que nombren su segundo apellido como a manera de recordar que es nieto de un ex presidente quién para el próximo año aparecerá en los billetes de pesos colombianos - y con delfines como Carlos Fernando Galán y Rodrigo Lara, quienes pertencen a un partido que representa casi que todo lo opuesto de lo que sus padres creían; Rafael Pardo, a nombre de los liberales y la Unidad Nacional, quien tiene como discurso de batalla la seguridad, de la que hablaré más adelante; y finalmente Clara López por el Polo (y algunos liberales, algunos conservadores, algunos verdes y los progresistas) y acechada por el fantasma de Samuel Moreno.

De Enrique Peñalosa no me gusta nada. Además de lo ya mencionado este individuo fue el que evitó que se construyerá el Metro en Bogotá porque según él y quién sabe quién más, afirmó que el Metro era demasiado caro y que se podía implementar una solución más barata en Transmilenio, del que todo sabemos el desastre en el que se ha convertido. Y ahora que hay estudios aprobados y que Bogotá tiene el 30% de financiamento requerido y esperando por el 70% restante de la nación, que además no girará en este gobierno porque la situación económica está grave y además el gobierno nacional no permitirá que el crédito del Metro se lo lleve Petro, Peñalosa insiste en los mismo argumentos usados cuando fue alcalde: que un Metro subterráneo es muy caro, que Transmilenio transporta más gente, que hay que hacerlo elevado, que hay que cambiar el trazado y un sinfín de excusas más que muestran que no llevará a cabo esta obra. Sin embargo promete construir la ALO, megacolegios y nuevas troncales de Transmilenio que seguramente tendrá sus intereses para hacerlo así, pero en el cual resume su propuesta de gobierno en echar cemento por toda la ciudad.

De Pardo no me gusta que su caballito de batalla sea la seguridad. Como dijo el difunto Carlos Gaviría la vez que fue a la Universidad del Magdalena, lo opuesto de la libertad es la seguridad. Los más seguros son los que están presos, y no es de extrañar que personajes como el ex presidente senador tenía su política maestra en la seguridad democrática, que ni era segura y mucho menos democrática. Además de que ha afirmado que entregará colegios en concesión y está a favor de la privatización de entidades públicas. Y diicen que la política es dinámica, pero el que Pardo haga campaña por el partido del hombre que en pleno escándalo de la parapolítica salió a decir que tenía nexos con la entonces enemiga número 1, las FARC, y cuyo caso quedó en una demanda por injuria y calumnia con la que no pasó nada porque en Colombia tenemos memoria de pescado, deja mucho que desear de sus principios.

Los que me conocen saben que Clara es la candidata por la que pienso votar, y aunque pertenece al pasado no me gustó que ella no se separará de Samuel Moreno cuando salieron los escándalos del carrusel y esa sombra siempre la va a perseguir. A mi no me preocupa eso porque sé que la señora ha salido avante en las investigaciones del carrusel (no así su marido) pero lo que me preocupa son las alianzas que ha recibido, pero que se me antojan necesarias, que ojalá no sean como los 50 votos que Samuel Moreno compraría sin duda para salvar a la ciudad de alguien que compraría 50000.

Ahora sí, yendo al tema que me compete, el que se tome la seguridad como bandera me preocupa. Bogotá tiene problemas pero no está sumida en el caos, y mucho menos necesita que la recuperen. Aunque en los medios nacionales y candidatos como Peñalosa nieguen todo, la ciudad pasa por una buena etapa a pesar de los errores de Gustavo Petro (como votar por el procurador Ordoñez cuando fue senador). Y por tanto no necesitamos un régimen militar en esta ciudad, sino humanidad y sobre todo libertad. Libertad para ser, para estar, para opinar y para movernos. Y no lo lograremos pidiendo seguridad. Les recomiendo a los que piden seguridad que por un día vean noticias en medios diferentes a Caracol y RCN que no saben más que difamar, tergiversar y mostrar información tendenciosa mientras acallan a la gente con videos de camaras de seguridad o la ideota de poner a la gente del común de hacer reportería y sentirse orgullosos de que le dan participación al pueblo.

Mejor seamos libres que estar seguros.